Según mandato constitucional, la de hoy será la cuarta rendición de cuentas que realizará ante la Asamblea Nacional el presidente Luis Abinader, cuyo mandato (2020-2024) concluye el 16 de agosto de este año.
Una ocasión en la que el mandatario también es candidato presidencial y donde, a juzgar por los resultados de las elecciones municipales del pasado 18 de febrero, que ganó contundentemente el oficialismo y con una oposición dividida y patidifusa, tiene toda la brisa a su favor.
En plena Covid-19 a Luis Abinader le tocó asumir un país cerrado, manejarlo cerrado y luego abrirlo. Asignaturas difíciles pero que pasó con buenas notas pese a los retos sanitarios, los motores de recaudación (turismo, zonas francas, remesas, comercio, empresas etc.) apagados y las necesidades sociales encendidas.
Con un escenario internacional hostil, acrecentado por la guerra entre Rusia y Ucrania, las turbulencias en por sí forzosamente modificados, el gobierno garantizó la salud del pueblo, reactivó la industria turística, recuperó los empleos perdidos y con el aplauso internacional, normalizó el país.
Pese a las limitaciones y varios temas pendientes, Abinader ha mantenido la estabilidad macroeconómica logrando un crecimiento sostenido en el Producto Interno Bruto; ha construido obras y fomentado la simbiosis público-privada en adición al combate a la corrupción con el nombramiento de un Ministerio Público independiente.
La firme presión diplomática en pos de una solución –haitiana- a la crisis de Haití también aporta beneplácito a la figura de un Luis Abinader que, visto el actual panorama, parece que tendrá que volver a hablar ante el Congreso en agosto.