SANTO DOMINGO.– En el marco del Mes de las Madres, el brunch se ha convertido en una de las formas favoritas de celebrar a mamá: relajado, familiar y lleno de pequeños detalles que hacen la diferencia. Pero, ¿qué hace realmente especial un brunch pensado para homenajearla en cualquier momento, más allá del Día de las Madres?
El restaurante Neptunos, con más de 40 años como referente de la cocina dominicana frente al mar, celebró recientemente un encuentro dedicado a las madres, y nos comparte algunos elementos clave que pueden transformar cualquier brunch en una experiencia memorable.
El lugar importa (y la atmósfera también)
Un entorno cálido, con buena luz natural, una mesa bien vestida y una ambientación musical suave son fundamentales para marcar el tono del encuentro. La vista al mar puede ser parte esencial de la experiencia, generando una sensación de calma y conexión.
La comida debe ser reconfortante, pero especial
Más allá de los clásicos del desayuno, un brunch especial puede incluir opciones gourmet o versiones creativas de platos tradicionales. La clave está en combinar sabor con presentación y pensar en las preferencias de mamá.
Pensar en los detalles emocionales
Un mensaje personalizado, flores frescas, una canción especial o incluso un regalo simbólico pueden marcar la diferencia. El brunch de Neptunos, por ejemplo, cerró con una presentación musical en vivo del artista Alex Suárez, lo que convirtió la experiencia en algo más profundo que solo una comida.
Celebrar con quienes importan
El brunch es también un espacio de encuentro. En esta edición, más de 300 personas asistieron junto a madres, abuelas, hijos y parejas. Lo que más se destacó fue el ambiente cargado de afecto, gratitud y sonrisas compartidas.
“Cuando creamos una experiencia como esta, pensamos en lo esencial: el tiempo de calidad en familia, la tradición y el arte de recibir con amor”, comenta Avis Soto, directora general de Neptunos.
En definitiva, un buen brunch para mamá requiere intención, cuidado y dedicación. Elegir bien el lugar, cuidar los detalles, ofrecer sabores auténticos y poner el corazón en cada gesto pueden convertir una mañana cualquiera en un momento que se queda para siempre.
