La jornada especial de vacunación realizada en el Gran Santo Domingo, Peravia, Azua, Barahona y San Cristóbal, lugares donde el incremento de los casos de Covid-19 ha alcanzado niveles preocupantes y donde existe una gran concentración demográfica, ha sido todo un éxito.
571,877 inoculados del jueves al domingo para un total de cinco millones 196 mil seiscientos noventa y seis personas alcanzadas, es un verdadero logro. Una acción, avalada mediante el decreto 349-21 y que fue respaldada de forma entusiasta no solo por la población que acudió al llamado, sino también por el liderazgo político, religioso y empresarial.
El presidente Luis Abinader muestra su poder de convocatoria al integrar a las fuerzas vivas de la nación en un espíritu nacionalista, donde y por estos cinco días, los intereses particulares y las banderas partidarias fueron puestos de lado en aras del beneficio colectivo.
Pero otro elemento beneficioso fueron las tranquilizadoras palabras del mandatario dando cuenta de que si bien el plan y el objetivo de su administración es no descansar hasta que todos los ciudadanos estén vacunados, desde el gobierno no existe la voluntad de obligar a nadie a que lo haga.
Una aclaración necesaria ya que la polémica amenazaba con desviar la atención hacia un debate estéril, pero que afortunadamente Abinader, quien encabezó junto a sus principales funcionarios de forma presencial el proceso en los diferentes puntos, explicó que la idea es convencer a la ciudadanía de las ventajas y los beneficios de ser vacunados frente a los riesgos que conlleva el no hacerlo, y en tal sentido argumentos hay de sobra.