El Gobierno iraní ha negado cualquier tipo de vinculación con una presunta trama para asesinar al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, después de que el Departamento de Justicia de Estados Unidos anunciara este viernes la imputación de tres personas por su vinculación con este supuesto complot.
En una declaración realizada este sábado, el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Esmaeil Baqaei, ha denunciado unas acusaciones «sin fundamento» y «parecidas a las formuladas contra Irán en el pasado, y que acabaron resultando falsas, de manera demostrada».
El principal imputado es Farhad Shakeri, a quien Irán, según la acusación, habría dado orden de asesinar a un ciudadano estadounidense de origen iraní en Nueva York, así como al próximo presidente Donald Trump. Mientras éste sigue prófugo, sus dos compinche, Carlisle Rivera y Jonathon Loadholt, han sido detenidos.
Shakeri, Rivera y Loadholt han sido acusados de intento de asesinato por encargo, conspiración para cometer asesinato y blanqueo de capitales. La suma de estos tres delitos pueden conllevar penas máximas de hasta 40 años de cárcel.
Por su parte, Shakeri, quien se cree se encuentra en Irán, ha sido acusado de otros delitos de terrorismo y de violar las leyes de sanciones, que en suma podría suponerle otra pena de cárcel de hasta 60 años.
En respuesta, y en un comunicado publicado en la página web del Ministerio, el portavoz iraní ha denunciado lo ocurrido como fruto de una «conspiración maliciosa orquestada por los sionistas (Israel) y círculos anti-iraníes que no tienen más intención que la de complicar todavía más la relación entre Estados Unidos e Irán».