FILADELFIA.- Cuando era muy joven, con apenas 14 años de edad, escuchaba por noticieros radiales y veía por algunos canales de televisión noticias feísimas y muy negativas de las que supuestamente cometía en sus funciones militares, dentro del Gobierno Balaguerista de los temibles 12 años, el general Salvador Lluberes Montás.
En su libro Los Carpinteros, que escribió el doctor Joaquín -Elito- Balaguer Ricardo estableció un concepto y/o criterio político en el cual creía ciegamente, porque a través de sus largos años ligados con ellos así los había observado, estudiado profundamente, analizado para luego decir con propiedad que «los guardias y policías dominicanos siempre llevan los matorrales en sus cabezas», así realmente era y se comportaban siempre como campesinos embullados.
Durante los sucesivos gobiernos que encabezó, Elito nunca creyó en las lealtades militares que antes le habían confesado esos generales militares y policiales a Joaquín Balaguer, confesiones sinceras, de las cuales él nunca creyó, porque realmente Balaguer era un finísimo intelectual versado en ciencias políticas, filosofía, gramática española, derechos políticos, política internacional y superaba por tres las «teorías políticas que había establecido el teórico político italiano Renato Maquiavelo”.
A mediado de la semana recién finalizada se publicó en los periódicos digitales la información de que el ex general Salvador Lluberes Montás había sido asaltado y amordazado por un grupo de malhechores en su casa de campo de La Romana. Esta trágica noticia nos da a entender que amor con amor se paga, que buena respuesta de la naturaleza humana a las cosas mal hechas de la vida.
Con estas simples y pequeñas observaciones políticas que hemos establecido en este pequeño comentario histórico sobre los procedimientos cotidianos y acciones diarias asumidas por Joaquín Balaguer Ricardo, que este gigante y finísimo intelectual de la política vernácula nacional nunca improvisó, ni delegó funcionarios públicos que no obedecieran a sus delicadas directrices correctas desde el Palacio Nacional y sanas funciones administrativas.
Con el doctor Joaquín Balaguer como presidente de la República Dominicana durante varios períodos gubernativos, el pequeño país caribeño se dio el lujo de tener a uno de los presidentes más serios y respetuosos del país, en cuestiones del manejo sano de los recursos económicos del erario.
Por esas razones, recientemente finalizadas en nuestro país es sumamente imprescindible y necesario que los nuevos gobernantes, funcionarios administrativos y simples trabajadores del tren oficial a que se porten bien con el pueblo.
Ese hecho de violencia criminal contra el general Salvador Lluberes Montás podría repetirse en innumerables ocasiones contra altos funcionarios y servidores de menores categorías en diversas oficinas de la administración pública.
Los altos cargos públicos y menores funciones que ostentamos ahora en la administración pública no deben ser una fórmula ideal para incentivar litigaciones, desavenencias frontales, enemistades políticas, controversias familiares y enfrentamientos sociales entre grupos que vivimos en un mismo segmento poblacional.
Por ser seres humanos pensantes que vivimos tranquilos de sociedades en diferentes continentes, pueblos y latitudes del mundo y/o globo terráqueo, estamos en la obligación de comportarnos como seres humanos, hacer realmente más larga la pernoctación de nosotros y vivir permanente en la sociedad humana y nuestra hábitat natural.
Desafiamos e invitamos a nuestros amigos y dirigentes políticos regionales, estatales y regionales para que hoy día luego de estar desempeñando sus funciones en el actual gobierno, no se crezcan demasiado, hagan mejores servicios y piensen en los demás.