La lengua es un órgano muscular muy móvil que se encuentra fijado por su parte posterior en el interior de la boca de los vertebrados. Interviene en el gusto en la masticación y deglución de los alimentos y articulación de los sonidos de la voz.
Pero también le damos otro uso: sabes que la Biblia nos enseña en Santiago 3:5 así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! 5:7 dice porque toda naturaleza de bestias y de aves y de serpientes y de seres del mar se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Santiago 3:9 enseña con ella bendecimos al Dios y padre y con ella maldecimos a los hombres que están hechos a la semejanza de Dios.
Debemos ser muy cuidadosos cuando hablamos, porque através de nuestras palabras podemos dañar a otros, herir sus sentimientos pero incluso intoxicar el autoestima de otras personas y aún más podemos incendiar un fuego difícil de apagar.
Cuidado mis amados con el uso que le damos a nuestra lengua. Debemos de impartir la idea de que nuestras palabras y el movimiento de nuestra lengua sea para edificar, motivar ayudar hacer crecer a otros en las áreas espirituales, emocionales; sean para ayudar a construir grandes logros, tus palabras son tu realidad son como semillas. Si tú hablas algo le das vida, al final se vuelve una realidad y parte de tu vida.
Debemos ir profetizando futuros, alcanzando nuevos niveles, nuevas victorias; es genial decir soy bendecido y puedo bendecir a otros. Tu vida avanzará en la dirección correcta. Cuando obtamos decir lo opuesto, estamos profetizando derrotas, escasez, mediocridad, pobreza. Plantas palabras cuando hablas, no debes hablar negativamente y esperar tener una vida positiva, no puedes hablar de derrota y esperar ,no puedes hablar de escasez y tener abundancia.
Nuestra actitud debe ser: Dios renueva mi fuerza, mi destino, mi fe y eso mismo puedo impartir a otros. Declara un decreto en tu vida, y en los demás deja un legado. Tus palabras motivarán, serán realidad en ti y en los demás, en el nombre poderoso de Jesús. Amén!
