Hoy, como nunca, se reclama de la sociedad dominicana conciencia y prudencia.
Conciencia para darnos cuenta de la realidad que vivimos: Un hecho sin precedentes en la historia de la humanidad o por lo menos en la época moderna.
Conciencia en las autoridades para que manejen institucionalmente la situación; asistiendo a los seres humanos sin importar rango social, bandería política, credo o nacionalidad.
Conciencia para que se tomen las medidas que se deban tomar por el bien de la Nación y su sociedad en conjunto, sin importar el costo político que se tenga que pagar.
Conciencia en los sectores económicos para que entiendan que estos no son tiempo para amasar fortunas, sino de desprendimiento.
Conciencia para que se den cuentan que, si se aprieta demasiado a al más, necesitados se puede correr las rosca que arrojarían caídas de sistemas y posicionamientos en todo el mundo.
Estos son tiempos de conciencia y prudencia para la reflexión sobre lo que verdaderamente es importante. conciencia y prudencia, para que veamos los valores en los que estamos formando a nuestros hijos y a la generación llamada a sucedernos.
Prudencia para aportar nuestra cuota de compromiso y acción, no exponiéndonos o exponiendo a otros innecesariamente.
Prudencia para resguardarnos voluntariamente en nuestras casas y saliendo cuando estrictamente sea necesario e imprescindible.
Conciencia para que volvamos a lo moral y a lo ético, volvamos a lo eterno e incorruptible.
Hoy lo único que tiene salida libre y sin restricción es la prudencia, la conciencia, la reflexión y la oración.