En el mes de febrero de 2020, escribí un artículo que titulé Elecciones en tiempos de Coronavirus y lo subtitulé “las elecciones de mayo peligran”
Ahí pronosticaba lo que pasaría con las elecciones de mayo, hablé de la epidemía que tendriamos en el pais cuando todavia no habia sido declarada la pandemia a anivel mundial y sólo habian 12 casos en españa y unos cuanto en otros paises.
“Nadie” me escuchó o me retroalimentó para hacerme saber que mi preocupación era “plausible” (factible o posible ).
Hoy quisiera que usted lea el artículo (aunque reducido) y lo contraste con la realidad, para que vea, qué grado de cumplimiento tuvo.
Estoy pronosticando que muy probablemente por una u otra causa, y a pesar de los esfuerzos de la Junta y los deseos de los partidos, las elecciones programadas para julio tambien fracasen (aunque hay muchas posibilidades de que no) y realmente eso espero, sin embargo la desventaja de la oposicion frente a las grandes inversiones que puede hacer el oficialismo por las facilidades para asistencialismo, producto de el estado de excepcion o emergencia estando aun en él en la recta final del proceso, más el repunte grosero que se ve tiene la epidemia. Me deja saber que no puedo descartar mi mal augurio.
Cito el artículo:
“Nos hemos entretenido en cosas que, si bien no son triviales o nimias; no son las verdaderamente importantes; aunque pudieran ser urgentes, tomando en cuenta las circunstancias que han rodeado los pasados comicios. Tampoco nos hemos detenido a observar el sunami que se nos acerca con el nombre de coronavirus.
No hay dudas de que las elecciones municipales son importantes y necesarias y lo que suceda en ella, es un presagio de lo que pudiere ocurrir en las presidenciales, tanto en la organización y desarrollo, como en sus resultados.
Pero a pesar de todo eso, seguimos en lo que parece trivial, nimio. Se acerca el diluvio y al parecer sólo a Noé le interesa construir el arca.
Yo me pregunto: ¿acaso, los dominicanos nos creemos que somos tan buenos, tan predilectos hijos de Dios, que el Señor nos librará de todos nuestros males y de nuestras amenazas; todo por motivo a nuestra excelente devoción y buenas cotidianas obras.
No somos “costilla sagrada”, por usar un refrán popular. No somos tan buenos hijos de Dios. Somos tan corruptos, indolentes, desobedientes o pecadores como los hijos de Israel y, si el Señor, entregó a aquellos a pesar de haberlos elegido como su pueblo. No obstante haber hecho varios pactos con él.
Lo que he dicho es el preámbulo a lo que a continuación expongo. El coronavirus es una realidad. China puso en cuarentena a una ciudad de 11 millones de habitantes, o sea, una sola ciudad que tiene tantos o más habitantes que la República Dominicana. Esas personas están aisladas como ciudad y como familia, muchas, tal vez esperando su muerte sin que los de afuera lo sepan. O matándose uno a los otros por conseguir alimentos o medicamentos. Quizás por accesos a servicios básicos.
El coronavirus sigue su agitado pero silente curso, decenas de países reportan casos en aumento: cito algunos ejemplos, Irán ha reportado 141 fallecido por esta enfermedad (imagine los contagiados), el periodico el País de España, al momento que escribo estas líneas, reporta 12 casos positivos en España, Dinamarca y Estonia han informado este jueves 27 de febrero, sus primeros casos detectados, en fin, la realidad está golpeando en todo el mundo. La OMS, ha declarado esto como una cuasi pandemia. Y dio la voz de alerta al mundo.Y los datos cambian a cada segundo.
Decir que el Coronavirus está en los Estados Unidos y en España, es cuasi decir que ya está en la República Dominicana. Estados Unidos y España “son las dos ciudades más grandes de la República Dominicana”
De hecho, eso realmente debe preocuparnos, aunque esa preocupación no llegue a la mortificación. ¿Quién, no tiene un hermano, tio, primo, en España o en los Estados Unidos?
Si el coronavirus penetra al territorio insular, “estamos listo”. No sólo no habrá elecciones en mayo, si es que nos da tiempo de hacer la de marzo, sino que debemos prepararnos para lo peor, LA POBLACION SE DIEZMARA, aun teniendo suerte, habrá toque de queda sin que se tenga que ordenar, habrá pánico y lo que menos importará son las elecciones.
No pequemos de ingenuos, con los primeros casos y la falta de control que tenemos, los dueños de la soberanía, decretarán nuestro aislamiento (literal) muy probablemente se cierren puertos y aeropuertos y no nos quedará de otra que declarar un estado de emergencia nacional y usted que esta leyendo este artículo sabe muy bien y sin lugar a ninguna duda, lo que eso significa. ¿O no lo sabe?
Te voy a transcribir la disposición constitucional a ese respecto:” Artículo 265.- Estado de Emergencia. El Estado de Emergencia podrá declararse cuando ocurran hechos distintos a los previstos en los artículos 263 y 264 que perturben o amenacen perturbar en forma grave e inminente el orden económico, social, medioambiental del país, o que constituyan calamidad pública”
Y este párrafo: Todas las autoridades de carácter electivo mantienen sus atribuciones durante la vigencia de los estados de excepción. Ahora si se oyó. ¿Verdad?
Hazte algunas preguntas reflexivas, tales como: ¿La aparición del corona virus es un hecho distinto a los previstos en esos artículos? (263 y 264 se refieren a cuando hay un estado de defensa o guerra (263) y el 264 de revueltas o conmoción Interior) ¿Perturban o amenazan perturbar de forma grave e inminente el orden económico, social y medioambiental del país? ¿De llegar en las condiciones actuales, constituiría una calamidad Pública? No más preguntas, Magistrado…
En verdad, el horno no está para galletitas, yo tengo boca de chivo, espero estar equivocado, pero no es por adivinación es por el uso del análisis de las evidencias y la razón.
Si la sociedad, si los partidos y la Junta quieren que haya elecciones en mayo o después de mayo. (lo de la constitución, lo arreglaran “un clavo saca otro clavo”. Leí eso en un libro de primaria). La Junta debe ir pensando en un sistema como el que tienen los bancos para transacciones. Que podamos votar desde la casa por el celular o por la computadora.
Dotar a cada ciudadano de una tarjeta de códigos, un usuario, una clave de usuario, dotar también a cada hogar o familia de un dispositivo exclusivo para esta actividad y que votemos desde las casas. Si los bancos lo utilizan para transferir dinero es porque más allá de todo riesgo natural, funciona.
Pónganse en eso ahora, mañana podría ser muy tarde. Recuerden que “en río revuelto ganancia de pescadores” Es más, en ese sistema de votación habrá que ir pensando, aun no haya la urgencia extrema que mi imaginación con gran fundamento ha expuesto.
Quizás usted dirá que es un absurdo lo que estoy proponiendo, que no hay garantías frente a tantas personas iletradas o análogas; ¡Pues instrúyalos!, como se hizo con el voto automatizado. Si, aun así, usted lo continúa considerando como un absurdo, entonces no hagan nada y esperen que Dios se apiada de nosotros y nos libre, como nos ha librado de los últimos huracanes.
Eso, de que nos libre Dios puede suceder “pues somos un pueblo de mucha fe”, tanta que tenemos la biblia en el medio del escudo y Dios esta primero en el lema nacional y realmente (hablando en serio) ha de quedar aun algún justo aquí como clamaba al Señor, su siervo Abraham frente a la inminente destrucción de Sodoma y Gomorra.
Si no se da eso, y usted sigue aun creyendo que es un absurdo, le invito a que vaya a votar presencialmente, se coloque en una fila cuando tengamos en casa ese mil veces maldito coronavirus y la gente tosa aquí y tosa allá, siempre al lado suyo, no piense que es porque puede estar “tísico”, es muy probable que le hayan puesto la corona invisible que nadie desea.
No seamos ingenuos, si el coronavirus llega aquí, las posibilidades de elección se irán lejos. Por si se le ha olvidado, los entes constitucionales permanecen en sus puestos hasta que sean sustituidos.
Para que lo entienda mejor lo edifico con un hecho práctico; el Defensor del Pueblo debió ser sustituido desde mayo del año pasado. Por tener otras prioridades, los que debían elegirlo, no lo han hecho. La suprema, a quien la ley faculta en caso de, ni se ha enterado, ni tampoco le interesa enterarse; por lo que, doña Zoila Martinez Guante y el equipo de adjuntos siguen como Juancito el caminador o “como diría Peña Suazo “subido en el palo”. ¿Hasta cuándo? Hasta que por nueva selección sean sustituidos y… ¿Cuándo será? Alguien puede decirme que la señal será cuando colón (el que está frente a la catedral) baje el dedo. O Quizás sea cuando se den las condiciones del artículo 210 de la Constitución de 1844. Esto es tanto para ella como para todos los elegidos o entes constitucionales.
¿Qué es lo que dice ese artículo 210? Te lo voy a transcribir con algunas aclaraciones contemporáneas adheridas : “Art. 210.- Durante la guerra actual (coronavirus) y mientras no esté firmada la paz (erradicada totalmente la enfermedad y su amenaza), el Presidente de la República (y todos los entes elegidos) puede libremente organizar el ejército y armada, movilizar guardias nacionales, y tomar todas las medidas que crea oportunas (actuar libremente y sin restricción) para la defensa y seguridad de la Nación; pudiendo en consecuencia, dar todas las órdenes, providencias y decretos que convengan, sin estar sujeto a responsabilidad alguna” (aquí no hay que parafrasear nada, se explica por si solito).
¡A coger “fiao” que el coronavirus paga! Por lo menos garantizo que en el Defensor del Pueblo no se desbordarán límites, por “la macana” que es doña Zoila, (hablo con conocimiento de causa) en cuanto a los demás…humm… Bueno…, no estoy tan seguro. Seguro que aparecerá uno que otro tan escrupuloso como doña Zoila Martínez Guante, pero… caray, dónde habrá dejado Diógenes la linterna ¿Qué fue lo que dije? Perdón uno habla muchísimo disparate por estos medios, perdón, perdón…por favor…, por favor… ¡Perdón!
“Y por causa de las aguas del diluvio entró Noé al arca, y con él sus hijos, su mujer, y las mujeres de sus hijos (G.7:7) y hubo lluvia sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches (G.7:12) Hasta la próxima.