Las acciones se juzgan por los resultados, y si a analizar vamos, el sentir nacional cambió diametralmente luego que el presidente Luis Abinader se dirigiera al país hace cinco días. Las palabras del mandatario transformaron la mueca de insatisfacción en una sonrisa de agrado, y por tanto el discurso fue bueno.
La razón fundamental, independientemente a los anuncios de aumento salarial para el sector salud o la contratación de abogados externos para lograr la indemnización civil en los casos de corrupción que sean instrumentados, fue el haber dejado sin efecto la carga impositiva que contenía la Ley de Presupuesto enviada al Congreso Nacional para el próximo año.
Los efectos sanitarios, económicos y sociales del Covid-19, agudizados con la disminución de ingresos por el turismo, zonas francas y remesas, hacía obligatoria la búsqueda de recursos para poder sostener las ayudas sociales y las cargas fijas.
Pero con una humildad que lo engrandece, Abinader entendió el rechazo de la población y optó por medidas alternativas logrando un acuerdo con la empresa minera Barrick Gold para el avance de 2 mil 632 millones de pesos como parte del pacto de explotación que esa multinacional tiene con el país.