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martes, octubre 22, 2024
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Bien dicho

Con su afirmaciรณn de que el primer ministro de Haitรญ Ariel Henry no era bienvenido en Repรบblica Dominicana, el presidente Luis Abinader deja claro cuรกl es el rol que el paรญs pretende, o mรกs bien el que no pretende jugar en la terrible crisis que sacude a la vecina naciรณn.

La decisiรณn del gobierno dominicano de no dejar aterrizar la aeronave que la semana pasada trasladaba a Henry desde New Jersey, EUA, ha sido aplaudida por la sociedad que pondera la firmeza del mandatario ante lo que sin dudas era una trampa mayรบscula para quien sabe quรฉ planes.

Las razones de seguridad nacional que adujo Abinader son vรกlidas toda vez que de haberse permitido la llegada sin un plan de vuelo definido y bajo โ€œestadรญa indefinidaโ€, es decir, sin fecha de salida, no solo habrรญa sido un elemento perturbador por lo que el premier haitiano significa para los grupos en pugna, sino que nos involucrarรญa en un problema que, aunque carguemos con las consecuencias, no es nuestro.   

Hace unas horas los gringos volaron hasta Haitรญ para evacuar a  una parte de su personal diplomรกtico. Una operaciรณn donde si hubieran querido, pudieron haber llevado a Ariel Henry que estรก en Puerto Rico, pero no, donde ellos lo querรญan era en Repรบblica Dominicana sin importar lo que eso pudiera significar (en todos los sentidos) para nosotros.

Por tanto, la respuesta firme, valiente, responsable y nacionalista de Luis Abinader, muy propia de veteranos de Estado, es lo mรกs parecida al โ€œa quien pueda interesarโ€ de las correspondencias y manda un mensaje inequรญvoco para aquellos que con malas intenciones y agendas ocultas no terminan de entender que no hay ni habrรก una soluciรณn dominicana para el problema haitiano.ย 

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