Las posturas de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) y del Ministerio de Educación (Minerd) ante la evaluación de desempeño a 120 mil maestros del sector público muestran las debilidades del magisterio.
La evaluación pretende premiar con un bono económico a quienes obtengan sobre 70 puntos en algunos renglones como planificación, conocimiento, resultados y actitud. Sin embargo, la ADP, actuando con un –injustificable- sentido de cuerpo, propone bajar esa puntación a 60, a lo que el Minerd se opone.
Pero aunque la posición del Minerd, de solo premiar la excelencia es correcta, en ella se esconden las mismas razones de la pretensión de la ADP: las incompetencias y las dificultades de una gran parte del sector magisterial.
Porque si para que un alumno sea considerado excelente debe sacar sobre 85 puntos, entonces porqué el Minerd baja el listón a solo 70 para los maestros. La respuesta está en párrafo anterior. Los profesores están flojos y las reprobaciones en los concursos de oposición docente así lo demuestran.
Una realidad que si bien no es nueva, tampoco tiene justificación porque aparte del apoyo total que el presidente Luis Abinader ha dado al sector, la Ley de Educación le otorga al Minerd a través del Instituto Nacional de Formación y Capacitación del Magisterio (Inafocam) una herramienta para conjurar estas debilidades.
El Inafocam recibe más de 280 millones de pesos mensuales (más de 3,360 al año) para mejorar la calidad de los maestros, solo que en esta desastrosa gestión del ministro Ángel Hernández (quien fue director de Inafocam en el año 2000) y su funesto equipo, la realidad sigue hablando en otro lenguaje. La capacitación de los maestros –y sus grandes recursos- es un problema real y no debe verse como un botín de recompensa.