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sábado, abril 1, 2023
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«No se preocupen que Miguel es mi amigo», fueron las palabras de Jorge Mera a su personal

SANTO DOMINGO.- “No se preocupen que Miguel es mi amigo, mi amigo, mi amigo”, según testimonios, fueron las palabras del ministro Jorge Mera para calmar a sus colaboradores, antes de cerrar la puerta que minutos más tarde se volvería a abrir para confirmar que había sido asesinado.

Dos, tres, siete disparos, por lo menos, se escucharon en el interior de las oficinas en las del ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales, donde Fausto Miguel Cruz de la Mota, quien le arrebató la vida a Orlando Jorge Mera.

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El “amigo personal” del funcionario, que llegó antes del mediodía, entró como amigo del ministro y salió como su criminal, como un asesino, no tenía un arma de fuego visible, pero sí llevaba consigo una gran perturbación que despertó las alarmas del personal.

Aún no pasaban las 12:15 del mediodía cuando el sonido de los proyectiles forzó la salida de los trabajadores y visitantes que despavoridos y, algunos, sin saber bien lo que pasaba, salieron de prisa como lo ordenan los protocolos, dejando dentro todo tipo de artículos personales, incluidos sus celulares.

Después de ahí, “todo fue gritos y desesperación”, contó una de las personas consultadas.

Pánico los impulsó a saltar

En tan sólo minutos, los amplios jardines del ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales se convirtieron en un mar de gente que inundaba con lágrimas un escenario ya cargado de angustia.

Los servidores públicos corrían sin destino fijo pero sus pasos no podían ir más allá de las cercas de metal que aislaban la edificación de la Avenida Gregorio Luperón y sus alrededores, y que además eran custodiados por miembros de la Policía Nacional (PN) para evitar que salieran.

Ante la prohibición algunos drenaron su conmoción por lo vivido por medio de llamadas telefónicas a través de las cuales informaban a sus familiares sobre la situación.

Otros por el contrario no aguantaron la angustia de sentir que aún estaban en peligro y entre los clamores “déjenos salir, déjenos salir”, usaron su temor como impulso para saltar las verjas.

Nuevos disparos

Estas escenas se agudizaron cuando otro grupo de empleados salió corriendo del edificio reviviendo el pánico y motivando a los que aún tenían dudas, a lanzarse sin esperar que los de afuera le ayudaran.

“No salten. Tírense al suelo”, les ordenaban los agentes policiales que tuvieron que mezclarse con los evacuados para asistirlos.

Dos jóvenes contaron entre lágrimas que cuando los vieron correr, todos los demás hicieron lo mismo ya que alegaban continuaban los disparos en el interior.

Sin embargo, ninguno pudo confirmar que se escucharan más impactos y las versiones tampoco fueron confirmadas por las autoridades.

Detalles

Faltando pocos minutos para las 4:00 de la tarde, la ambulancia del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) abandonó las instalaciones tras hacer el levantamiento del cuerpo sin vida del ministro, para entonces llevarlo al Cementerio Cristo Rendentor, a la morgue de la institución para practicarle una necropsia.

Durante toda la tarde, al menos tres ambulancias del sistema de emergencias 911 salieron de la edificación, presuntamente daban asistencia a algunas mujeres que se desmayaron.

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