Debate en Yamasá: ingeniero dice denunció fallas del puente en 2016; MOPC asegura no había daños visibles

MONTE PLATA.– El desplome del puente que conectaba al municipio de Yamasá con el distrito municipal Don Juan, en la provincia Monte Plata, y que cobró la vida del camionero Pablo Guzmán Díaz, de 49 años, ha desatado una controversia entre técnicos locales y el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) sobre el estado real de la infraestructura antes de la tragedia.
Un ingeniero que trabajó en la reconstrucción de la carretera de Yamasá aseguró que la estructura presentaba fallas desde 2016, cuando una tormenta dejó daños que notificó al MOPC con evidencias fotográficas que aún conserva. Aseguró que el colapso era previsible, pues nunca se corrigieron las debilidades.
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“El puente se construyó con poca capacidad de carga, apenas para caballos o vehículos livianos. Nunca se reforzaron las vigas con cables de acero y el cauce se llenó de sedimentos y arena que terminaron ejerciendo presión sobre la estructura. Si se hubiese intervenido en ese momento, esto no habría ocurrido”, sostuvo el profesional.
El ingeniero también criticó la falta de mantenimiento y supervisión por parte de Obras Públicas, sobre todo tras cada temporada ciclónica, y recomendó que se realicen excavaciones aguas arriba y abajo de los puentes para evitar obstrucciones que comprometan la estabilidad de las estructuras.
Sin embargo, la versión oficial del MOPC contradice este planteamiento. El ingeniero Gabriel Manzanillo, representante provincial de la institución, afirmó que el puente no mostró señales visibles de deterioro estructural antes del desplome.
“Este puente no nos había dado ninguna señal de ninguna falla estructural, por lo que para nosotros es una sorpresa lo que ha sucedido”, declaró Manzanillo, quien estuvo en el lugar supervisando las labores de rescate.
De acuerdo con las primeras evaluaciones de la institución, la estructura habría sufrido afectaciones internas no detectables a simple vista, posiblemente agravadas por lluvias frecuentes y movimientos sísmicos menores registrados en la zona.
El colapso ha dejado incomunicadas a varias comunidades, lo que afecta la movilidad, el comercio y el acceso a servicios básicos en Don Juan y Yamasá, generando incertidumbre entre los residentes que dependían del puente como vía principal.
Mientras tanto, la tragedia revive el debate sobre la necesidad de mantenimiento preventivo y auditorías técnicas periódicas en las infraestructuras críticas del país, especialmente en zonas rurales donde los puentes representan el único acceso a hospitales, mercados y centros educativos.
